domingo, 9 de septiembre de 2007

El Cañonero de los Nazis

Con su título de ingeniero bajo el brazo, y tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, Alfried Krupp von Bohlen und Halbach estaba destinado a heredar la compañía familiar. Friedrich Krupp AG había sido desde 1866 el mayor productor de acero y fabricante de armas pesadas de Europa, una pieza clave en la economía de su país.

Durante el período conocido en Alemania como la República de Weimar, signado por la peor inflación que registra la Historia, las onerosas retribuciones de guerra impuestas por los victoriosos de Versalles (y que me llevaría a otra gran frase) impulsaron el ascenso del movimiento reaccionario del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), el Partido Nazi.

Alfried y su padre Gustav miraban con terror a esa organización de delincuentes demoníacos. Hasta que Hjalmar Schacht -el Presidente del Reichsbank que se convirtió al fascismo en 1930 después de leer Mein Kampf- los convenció de que Adolf Hitler acabaría con los sindicatos y la izquierda en Alemania. Sin mencionar que aumentaría ostensiblemente el gasto público en reequipamiento para las fuerzas armadas. Los Krupp, que habían sido forzados a reinventarse como fabricantes de maquinaria agrícola, terminaron dejándose seducir. Alfried se unió a las SS en 1933.

Durante la guerra, al igual que todas las grandes industrias alemanas, la Krupp empleó incalculable cantidad de prisioneros provenientes de países ocupados en sus instalaciones -en un sólo mes, enero de 1943, aproximadamente 25.000 de sus trabajadores eran esclavos-. En 1943 Alfried Krupp fue nombrado Ministro de Economía de Guerra por el Führer mismo.

Al final de la contienda, los Krupp fueron llevados ante un tribunal militar (proceso conocido como Juicio Krupp). Gustav fue declarado incompetente por demencia senil. En Nüremberg, en el estrado donde no mucho antes habían declarado Hermann Göring y Joachim von Ribbentrop, Alfried afirmó:

"Nosotros necesitábamos ser dirigidos por una mano fuerte y dura. Esta era la mano de Hitler. Nos sentíamos satisfechos de los años que pasamos bajo su caudillaje."

Fue condenado en 1948 a servir 12 años en la prisión de Landsberg, la misma donde Hitler había sido encarcelado tras el Pütsch de la Cervecería de Münich en 1923. Al igual que el Führer, no cumpliría la totalidad de la condena: en 1951 fue liberado a instancias del Primer Ministro alemán Konrad Adenauer y del alto comisionado estadounidense en la Alemania ocupada, John McCloy, Presidente del Banco Mundial entre 1947 y 1949 y abogado de la familia Rockefeller e IG Farben, grupo industrial que fabricaba el gas Zyklon-B utilizado en Auschwitz y otros campos de exterminio. Se le restituyeron todas sus propiedades.

La Krupp subsiste hoy día, fusionada con otra empresa miembro del 'Trust del Acero' alemán, en el conglomerado industrial ThyssenKrupp AG. Fritz Thyssen heredó de su padre la dirección de Thyssen-Hütte AG y financió el ascenso nazi. Amigo de Prescott Bush, el abuelo de George W. y banquero de los nazis, se opuso a la invasión de Polonia y pasó toda la guerra en los campos de Sachsenhausen, Büchenwald y Dachau. Procesado por los aliados y liberado también por McCloy, falleció en Buenos Aires lamentando haber apoyado a los nazis, en 1951. Alfried y Fritz fueron socios y podrían haber sido amigos. Vivieron la misma vida. Hasta podrían haber invertido juntos en una Argentina ávida de industriales visionarios como ellos:

"La economía necesitaba un desarrollo constante o en crecimiento. Por culpa de las rivalidades entre los principales partidos políticos en Alemania y del desorden en general, no había oportunidad para prosperar. Pensábamos que Hitler nos daría aquel ambiente saludable, y de hecho lo hizo. A nosotros los Krupp nunca nos importaron mucho las ideas. Sólo queríamos un sistema que funcionase bien y nos permitiese trabajar. La política no es lo nuestro."

1 comentario:

Anónimo dijo...

POR QUÈ TE INTERESAN ESTOS TEMAS...ES RARO ENCONTRAR UNA NOTA DE ALFREID KRUPP...PERO TAMBIEN INTERESANTE