El domingo a las 22 pudo verse por la pantalla de Canal 12 el debate entre los 3 principales candidatos a Gobernador de Córdoba: Juan Schiaretti, Mario Negri y Luis Juez (en ese orden aparecen en las encuestas). Hacía 34 años que no ocurría algo similar en la provincia, desde el debate realizado en 1973 en la épica elección entre Ricardo Obregón Cano por el PJ y Víctor Martínez de la UCR. Aquel balotaje (sí, había balotaje en las elecciones provinciales) lo ganó Obregón Cano, cercano a la Tendencia, y fue derrocado tras el Navarrazo de 1974, una suerte de golpe de estado provincial orquestado por el entonces Jefe de Policía Teniente Coronel Antonio Domingo Navarro, con el apoyo de la derecha peronista y de Perón mismo.
El debate comenzó con los candidatos entre fríos y calculadores, midiendo a sus contrincantes, tratando de amoldarse a la nueva forma de hacer campaña. Obviamente los que sacaron rédito fueron Schiaretti y Juez. Schiaretti "jugó de taquito", sabiéndose primero en las encuestas y fiel a los consejos de sus asesores. Inundó de propuestas su discurso, algunas inverosímiles, imposibles de creer a menos que te las presente un versero de carrera. Repitió promesas que se hicieron en las dos últimas elecciones provinciales y que no se han cumplido aún (a quien le echará la culpa cuando gane), y Juez no se lo dejó pasar. El actual intendente de la ciudad de Córdoba, en uso de licencia, apeló a su discurso fácil y suelto, e histriónicamente denunció a Schiaretti con frases como "a mí también me gustaría vivir en la misma provincia que Schiaretti" y "acá te traigo un souvenir para que te despabiles" tras lo cual colocó un despertador sobre el atril. De propuestas, nada. A pesar de estar en política desde hace más de 20 años, y de recurrir a la mentira de decir "vengo por fuera de las estructuras partidarias" cuando en realidad se está armando una planta formidable en el Palacio 6 de Julio, no aprendió nada. Así nos va, en la provincia, que tiene una deuda auto-reconocida como de más de 7500 millones, y en la ciudad, cada día más sucia, más pobre, más desordenada y con más baches. Y por si fuera poco, la pelea con el Gobierno Provincial llegó a límites estúpidos como el de la cámara oculta de la semana pasada en la cual dice que "va a tratar de que le vaya mal" en el combate contra la inseguridad al nuevo Jefe de Policía, Alejo Paredes. Una boca demasiado grande como para pretender ser el estadista que el pueblo necesita.
De Negri no pienso hablar. Le sobra cara de nabo. Salir segundo para él es un logro impensado. Luis Juez le sacó un Memorex Compuesto para recordarle que él estuvo con Pompas y Angeloz. Y encima dicen que si entra a un baño se hace encima porque no se decide entre el inodoro y el mingitorio. Radical tenía que ser.
El debate comenzó con los candidatos entre fríos y calculadores, midiendo a sus contrincantes, tratando de amoldarse a la nueva forma de hacer campaña. Obviamente los que sacaron rédito fueron Schiaretti y Juez. Schiaretti "jugó de taquito", sabiéndose primero en las encuestas y fiel a los consejos de sus asesores. Inundó de propuestas su discurso, algunas inverosímiles, imposibles de creer a menos que te las presente un versero de carrera. Repitió promesas que se hicieron en las dos últimas elecciones provinciales y que no se han cumplido aún (a quien le echará la culpa cuando gane), y Juez no se lo dejó pasar. El actual intendente de la ciudad de Córdoba, en uso de licencia, apeló a su discurso fácil y suelto, e histriónicamente denunció a Schiaretti con frases como "a mí también me gustaría vivir en la misma provincia que Schiaretti" y "acá te traigo un souvenir para que te despabiles" tras lo cual colocó un despertador sobre el atril. De propuestas, nada. A pesar de estar en política desde hace más de 20 años, y de recurrir a la mentira de decir "vengo por fuera de las estructuras partidarias" cuando en realidad se está armando una planta formidable en el Palacio 6 de Julio, no aprendió nada. Así nos va, en la provincia, que tiene una deuda auto-reconocida como de más de 7500 millones, y en la ciudad, cada día más sucia, más pobre, más desordenada y con más baches. Y por si fuera poco, la pelea con el Gobierno Provincial llegó a límites estúpidos como el de la cámara oculta de la semana pasada en la cual dice que "va a tratar de que le vaya mal" en el combate contra la inseguridad al nuevo Jefe de Policía, Alejo Paredes. Una boca demasiado grande como para pretender ser el estadista que el pueblo necesita.
De Negri no pienso hablar. Le sobra cara de nabo. Salir segundo para él es un logro impensado. Luis Juez le sacó un Memorex Compuesto para recordarle que él estuvo con Pompas y Angeloz. Y encima dicen que si entra a un baño se hace encima porque no se decide entre el inodoro y el mingitorio. Radical tenía que ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario