martes, 1 de julio de 2008

Breve Relato de Juan (Uno de los Nuestros)

"Que la Presidenta lo entienda bien, no estamos ni con el campo ni en contra de ella; simplemente queremos que cambie la manera de gobernar", decía un señor típicamente pelado de clase media y bigotes, mientras la cámara mostraba el masivo cacerolazo en la esquina más habitada de Córdoba.

A ese señor, Juan Pueblo, lo conozco de antes. Lo ví en 1970, cuando consintió el asesinato de Aramburu. Lo ví el 25 de Mayo de 1973, en primera fila frente a la Rosada, escupiendo a los conscriptos –sí, conscriptos– del Regimiento de Patricios, cantando "se van, se van y nunca volverán". Me acuerdo también, que el 24 de Marzo de 1976 se quedó en su casa escuchando Radio Colonia, contento porque no tenía que ir a trabajar o llevar los chicos a la escuela. Incluso llegó a decir "menos mal así ahora se dejan de joder".

Yo, que lo conozco un poco, te puedo contar que Juan cree que tiene conciencia social cuando sale en masa a la calle. Por ejemplo, cuando el 25 de Junio de 1978 Argentina se coronaba campeón mundial (de la hipocresía), él se subió al techo de su Fiat 125 y salió a festejar que éramos Derechos y Humanos. "Se va acabar la dictadura militar", cantaba Juan el 30 de Marzo de 1982 mientras marchaba en el paro general organizado por la CGT. Menos de una semana después, Galtieri era el nuevo prócer nacional.


– "¿Qué mierrrda querés?", parece decir el ex-General

Pero lo cierto es que Juan se quedó en el molde en los '70. No se metió así no se metían con él. Tampoco era cuestión de ser como esas viejas–locas–de–pañuelo–blanco–que–no–supieron–cuidar–a–sus–hijos. Y sin embargo después de la Dictadura Juan no sintió ni culpa ni remordimiento. Claro, si un grupo de intelectuales le inventó la 'Teoría de los Dos Demonios' para que se quedara tranquilo. "Fueron los subversivos y los milicos, nosotros no".

Entretanto, había llegado la democracia. Juan hubiera votado a Ítalo Luder, el peronista, de no ser porque ese impresentable de Herminio Iglesias le prendió fuego a un ataúd con los colores radicales. Fue por eso, y no porque Luder fue parte del gobierno terrorista de Isabel Martínez de Perón, que Juan eligió a Raúl Alfonsín. Gracias Herminio.

Ahora Juan, que le seguía diciendo "viejas locas" a esas Madres y Abuelas, estaba entusiasmado con esto de la democracia. Salía con el sindicato a la calle, puteaba a los otros sindicatos cuando hacían paro, pedía que le aumentasen el sueldo, quería que se lo bajasen a los demás; ni él entendía lo que decía y menos lo que pasaba. Pero estaba chocho con esto de poder opinar y que no lo tiraran al Río de la Plata por eso (aunque Juan no sabía que era ahí y no en México donde estaban los desaparecidos).

Tan contento estaba Juan con esto de la democracia (cosa que nunca había vivido supuestamente) que en la Semana Santa del '87 se sentó en un portón de Campo de Mayo donde un grupo de oficiales medios se había sublevado amenazante. Ese Domingo de Pascua el Presidente (su Presidente) le dijo "la casa está en orden" y Juan se fue eufórico. La democracia funcionaba.

***

Podría seguir por años. Podría contar la vez que Juan me contó que no lo votó a Menem en 1995. O la vez que no lo volvió a votar en 2003. Podría contar que Juan no se manifestó en contra de los poderes delegados en el Ejecutivo (a cargo de Menem, de la Rúa, Kirchner). Podría contar que Juan salió a cacerolear en Diciembre de 2001 y no cuando se sancionó la última reforma laboral. Juan cree que fue parte de "una pueblada" –porque estuvo él, Pueblo– y no de un golpe de Estado. Podría afirmar que Juan es tan pelotudo que no tiene la más puta idea de las cosas que pasan. Sin embargo, está convencido de que tiene la razón absoluta.


Parece que según Juan así se come, se educa y se cura

Juan Pueblo decía que desaprobaba el estilo autoritario, confrontativo y poco creíble de Néstor Kirchner. Cómo será que estaba de enojado, que el 28 de Octubre de 2007 votó un cambio: la esposa de Kirchner. Juan Pueblo es tan incoherente que ahora, caceroleando, le pide que "modere".

¿Cuál será el día, me pregunto yo, en que Juan aprenda que si quiere vivir en democracia se va a tener que informar? ¿Pensar? ¿Conocer sus derechos y cumplir con sus obligaciones (la primera de ellas, conocer sus derechos)? Va a tener que poner huevos y quejarse todo lo que haga falta todas las veces que haga falta, hasta que lo escuchen. También va a tener que aprender a discutir, porque su opinión es igual de válida que la de otro pero no tiene el mismo peso si uno de los dos no lee comprensivamente el diario, y si Juan se queda sin argumento entonces que no sea tan soberbio de descalificar al otro diciéndole que es un soberbio.

Juan no entiende que cualquiera vive en democracia si fuera sólo renovar contrato cada cuatro años (en el mejor de los casos). Sino preguntale a los que viven en Zimbabwe.

Yo creo que si Juan me escucha y pensamos juntos, vamos a tener que salir menos a la calle a protestar por lo que ya no podemos remediar. Y aprenderemos que el gobierno de todos funciona cuando uno mismo empieza a hacerse cargo.

Y a lo mejor así, algún día dejemos de ser la democracia más ridícula del mundo.

[Nota al pie de página] Por estos días Juan anda preguntando "dónde estaba el campo en los '90 y en el 2001". Estaban quejándose, Juan, nada más que vos creés que si no te acordás o no lo viste entonces no pasó.

2 comentarios:

Stella dijo...

Y todos somos, o hemos sido, un poco Juan!
Lo importante es darse cuenta de que con nuestro voto decidimos el futuro del país. Y para esto hay que tomar conciencia, informarse, comprometerse y tirar todos para el mismo lado.
Pero claro, fácil es decirlo! Lleva tiempo y esfuerzo. Mucho mas sencillo es solo quejarse del destino cruel y esquivo que nos supimos conseguir!

Un beso

San Gordelius dijo...

Exacto Stella. No creas que la hago fácil, me refiero, quejándome; sino que soy un Juan que se critica a sí mismo (cosa que Juan hace toooodo el tiempo).

De cualquier manera, yo veo que hay muchos que no son Juan Pueblo, pero que terminan peleándola en soledad. Están informados, tienen conciencia de sociedad, comparten su conocimiento, hacen de todo para ir para adelante, incluso con errores -los cuales admiten-, y sin embargo pierden siempre.

Yo no sé si soy uno, sería muy soberbio decir que lo soy, pero a veces me da mucha tristeza escuchar opiniones sin fundamento y que encima te digan "vos querés tener la razón".

En psicoanálisis eso es "proyectar".

Pero estamos como estamos. Sigamos tapando el sol con las manos.

Saludos y seguí dándote una vuelta.