lunes, 9 de junio de 2008

Contrapunto

"Gran parte de las dificultades que atraviesa el mundo
se deben a que los ignorantes están completamente seguros
y los inteligentes llenos de dudas."


Bertrand Russell
Premio Nobel de Literatura (1960)


No es casual que el largo conflicto entre "el campo" y "el Gobierno" esté próximo a cumplir 3 meses. Hemos escuchado que 'retenciones móviles' y 'a mayor precio mayor retención', que 'rentabilidad fija' y 'previsibilidad a largo plazo', que 'retenciones sí' o 'retenciones no', tambien 'Patria sí, Colonia no', que Sociedad Rural, que Federación Agraria, que Movimiento Campesino, que Monsanto, que 'piquetes de la abundancia', que 'la soja es un yuyo', que 'la puta oligarquía', que 'éste es un gobierno Montonero', y mejor paro acá porque la lista es interminable.

Retomando la frase de Russell, sería inteligente pasar en limpio algunas reflexiones, desprovistas de simplismos maniqueos:

1) Es verdad que las retenciones son un instrumento estupendo para parar la inflación. Permiten de manera directa que los precios internos sigan bajos e indirectamente contienen la suba de otros precios, a través de subsidios salidos de la 'caja' (que dicho sea de paso depende totalmente de ellas). Eso nadie lo discute.

2) El campo evade. Ganancias, IVA, retenciones, you name it. Eso está mal y los productores lo tienen que admitir en vez de justificarlo.

3) La situación de los peones rurales es penosa. De hecho, Juan Bialet Massé describió los abusos de los patrones para con sus trabajadores en "Informe sobre el estado de las clases obreras" (1904), documento encargado por Julio A. Roca y que sirvió de base para el Derecho Laboral en la Argentina. Eso está mal y los productores no sólo lo tienen que admitir sino que van a tener que entender que se tiene que revertir.

4) El fenómeno de la sojización es una realidad y para frenarlo se necesita algo más serio que anuncios demagógicos. Para empezar, el primer beneficiado con la soja es el propio Gobierno. Lo ha demostrado alentando sutilmente el reemplazo de otras actividades por este poroto mágico. Y los más perjudicados son los campesinos, ocupantes veinteañales que de la noche a la mañana ven su hogar atropellado por una topadora al servicio de los pooles de siembra. Ni a las entidades del campo ni al gobierno ni a la población en general le genera mayor malestar la agresión a los derechos básicos de estas pobres gentes. Eso indigna, y es menester del Estado defenderlos.

5) Tambien hay que remarcar que los lineamientos generales del modelo son correctos: dólar alto y subsidios a la producción industrial. Es el mismo modelo que sigue Brasil, por ejemplo. De hecho, la rentabilidad de los gaúchos es ostensiblemente menor a la de los argentinos, por causas naturales –nuestra pampa es más fértil– pero tambien por efecto de la intervención estatal. Y sin embargo en el país hermano no hay cortes de rutas, ni 'genocidas' vs. 'redistribución de la riqueza', ni una inflación que estadísticas serenas calculan en superior al 20%. O sea, nuestro modelo está prostituido. ¿De qué otra manera se explica que estemos todos tan paranoicos si nunca tuvimos tanto dinero?

6) La principal objeción al esquema de retenciones móviles propuesto por ¿Lousteau? consistía en que no se discriminaba a los productores pequeños de los grandes. Totalmente cierto. No tiene el mismo peso el 44% (o el 21% para compararlo con el IVA) sobre un productor con 500 o 1000 hectáreas que sobre uno como Grobocopatel. De cualquier manera, en Noviembre de 2007 con una retención fija del 35% el productor recibía U$ 258 por tonelada de soja; y en Mayo de 2008, U$ 271.

7) Pero también es cierto que la 'previsibilidad' de ¿Lousteau? residía en fijar las bandas de precios por cuatro años. En un contexto de inflación ('agflación') mundial, fijar precios no es lo mismo que fijar rentabilidad. Suben los precios internacionales de la soja, suben los precios internacionales de los insumos (y de las tierras), cotizados en dólares. El glifosato y la atrazina, por citar a los más usados –a pesar de que el primero es un veneno para el ser humano–, han aumentado en promedio más del 80% desde el año pasado. Si los insumos suben, con precios fijos se reduce la rentabilidad del productor (que sin embargo no es despreciable excepto para los que arriendan pequeñas extensiones).

8) En España el Estado deduce casi el 40% del sueldo de la mayoría de los asalariados. Y desde acá no se ve a nadie cortando las rutas. Sin ser Francia o el Reino Unido, España se las arregla para que la mano del Estado esté en todos lados. En Argentina, una autopista que comunique la principal zona productiva del país –una región famosa en todo el mundo– lleva casi 40 años esperando su conclusión. Ni hablar de la falta de gas en las escuelas, los bajos sueldos en salud y los laxos controles en materia de accidentología vial. El Estado argentino es un Estado ausente, y cuando se hace presente, lo hace de manera irresponsable.

9) Ahora consideremos que el Gobierno se refiere al campo (al que le pretende aumentar un impuesto ya resistido) como un sector "oligarca, genocida, racista y golpista" y ya tenemos la receta perfecta para la versión violenta de la desobediencia civil. Con otra estrategia quién dice qué hubiera pasado.

10) Por si fuera poco, el Gobierno no se preocupa en disimular el destino de las retenciones: la misma noche del cacerolazo –con mucho de espontáneo y algo de preparado– un ejército de subsidiados al mando de Luis D'Elía dispersó a los que protestaban en Plaza de Mayo. Las mismas escenas se repitieron en los días sucesivos, hasta que llegó la hora de los actos masivos en Plaza de Mayo y Salta con la idea de mostrar que el aparato es grande y poderoso.

11) Y eso sin contar a los gobernadores e intendentes que se atrevieron a decir que no (o ni, como Schiaretti) y les cortaron el chorro. Otra que Bernardino Rivadavia.

Conclusión: Después de casi dos meses de torpezas indescifrables e inexplicables de parte de los 'cuatro representantes del campo' (como por ejemplo, Buzzi y Miguens sentados en la misma mesa) y el Gobierno (como los anuncios que no dicen nada) ya no se pide diálogo: se pide una solución. Mientras tanto, la 'distribución de la riqueza' seguirá esperando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la idea de pasar en limpio cuestiones en este conflicto. Es muy interesante lo que San Gordelius explica. No estoy "de acuerdo" con algunos puntos, pero lo importante es que aquí hay un objetivo claro de pensar el problema en terminos... racionales. Pucha que se extrañaba!

Un abrazo

Horacio,
de Radio Tosco

San Gordelius dijo...

Güeno, güeno estimado! Se lo invita muy gustosamente a opinar, cuando tenga tiempo.

Se aprecia mucho su punto de vista (no todos los blogs tienen un lector tan ilustre). Además, sería la consecuencia perfecta para el post: el ejercicio democrático de la discusión.

No puse todo lo que ha pasado en estos 3 meses (es demasiado). Quedaron afuera los cortes de ruta y el tema que hablamos la otra vez: los impuestos son las reglas de juego, pero quién le dice que no estaba fríamente calculado para escuchar su opinión? Jaja

Un abrazo.