Hace poco alquilé "El Señor de la Guerra", basada en una historia real. El protagonista, interpretado por Nicholas Cage, es un traficante de armas que le vende rezagos militares de la ex-URSS a dictadores y a 'grupos rebeldes' de África (con los resultados por todos imaginados).
Algunos de esos 'grupos rebeldes' a los que el protagonista alude son: el Frente Unido Revolucionario (RUF, por sus siglas en inglés), el Ejército para la Liberación de Ruanda (ALIR) y el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) por nombrar sólo a los más famosos, implicados en la guerra de los diamantes en Sierra Leona, el genocidio en Ruanda y la tragedia actual en Darfur.
Cuando la película termina, arroja un dato que no debería ser sorprendente: los principales fabricantes de armas a nivel mundial son Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Francia y China; los cinco miembros permanentes del Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Al día siguiente de ver la película, Chávez efectuaba el pedido para que los países de América Latina y Europa excluyan a las FARC y al ELN de la lista de organizaciones terroristas, aduciendo que tal clasificación responde a presiones de los Estados Unidos. No estoy de acuerdo, ¿pero saben qué? En la lista de 42 organizaciones terroristas elaborada por el Departamento de Estado del Gran Hermano del Norte no hay ninguna de origen africano.
"Y mientras el más grande traficante de armas del mundo sea tu jefe --el Presidente de los Estados Unidos, quien despacha más mercancía en un día que yo en un año-- a veces será embarazoso que sus huellas digitales aparezcan en las armas. A veces necesita un intermediario como yo para abastecer ejércitos a los cuales no puede ser visto abasteciendo. Entonces, llámame demonio, pero soy un demonio necesario."
Personaje de Nicholas Cage en 'El Señor de la Guerra'
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