viernes, 3 de octubre de 2008

Pobre Viejo II

Avisándole que se va a morir, Raúl Ricardo Alfonsín fue homenajeado en la Casa Rosada con un discurso pedorro y un busto que se parece más al diputado cordobés Alberto Cantero que a él. Se rumorea que en realidad el acto era para el legislador de Río Cuarto, en agradecimiento por el apoyo en el conflicto con el campo, pero a último momento decidieron cambiar de estrategia electoral.

¡Tás igual!

La Presidenta definió al ex-mandatario como "el símbolo del retorno de la democracia a la Argentina", y recalcó que el homenaje es "un símbolo a la fidelidad de sus ideas", sin dejar de colar a continuación su muletilla preferida: "como usted las llama" —similar a las más elaboradas "como yo lo denomino" o "como a mi me gusta llamarlo"—.

El oficialismo se encargó de resaltar todo lo que sucedió durante su período en el Sillón de Rivadavia. Ese mismo día el Presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, había señalado que Alfonsín "federalizó la inflación". Lo único que falto fue que le recriminaran el Pacto de Olivos y le dijeran "cagón, en Semana Santa no te le plantaste a los milicos" (bah, algo de eso ya habían hecho hace unos meses).

Pero se cuidaron bien de no decir ni una palabra sobre la CONADEP—más allá de mis objeciones a la gente que la integró—, el Nunca Más y el Juicio a las Juntas.

No. De eso ni una palabra.

La inflación es de Alfonsín, los Derechos Humanos son K. Eso lo quisieron dejar bien en claro.

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