lunes, 27 de abril de 2009

Todo x $ 2

El viernes pasado asistí a la primera reposición de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, en el Teatro del Libertador. Confieso no ser habitué del mismo. Es más, aparte de la vez que no pude ver al Sexteto Mayor en 2001, ésta es la segunda ocasión en que realmente no quería faltar.

La escenografía, fantástica. La Orquesta Sinfónica, maravillosa. Los actores y actrices, fenomenales. Mis favoritos fueron Los Tres Ministros (Ping, Pong y Pang), José Barrile (Timur, padre de Calaf) y Graciela Gyndelfeldt (Liú).


Pero no todo fue una noche de opulento europeísmo. Hasta horas antes del inicio no se sabía si los artistas iban a subir a escena. El motivo: conflictos salariales. Y antes del primer acorde, el locutor se encargó de comunicarle al público las vicisitudes de los cuerpos oficiales.

El Gobierno les ofrece un 5% de "aumento" como insisten en llamarlo los medios, haciéndose los nabos con la inflación. Está claro que con ese "aumento" no les alcanza para pagar sus clases de canto, mantener en condiciones sus instrumentos y por si fuera poco, mandar los chicos al colegio.

Es fácil culpar al Gobierno. Pero en realidad, ese es el lugar que tiene la cultura para los cordobeses. Si los músicos hacen paro no le importa a nadie (a menos que sean reggaetoneros). ¿Quién se va a quejar de no poder escuchar una orquesta que suena tan bien como la Filarmónica de Viena? ¿O de no poder ver una puesta en escena que no tiene nada que envidiarle a la Metropolitana de Nueva York? Y sobre todo, ¿quién va a aplaudir que todo esto se logre con tan sólo dos pesos?

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