jueves, 30 de abril de 2009

Convergencias 7

Seattle, 1918

México DF, 2009

¿Cuánto dinero habría ganado Roche si hubiera habido Tamiflu en 1918? Con el miedo se arman campañas políticas y se amasan fortunas...

lunes, 27 de abril de 2009

Todo x $ 2

El viernes pasado asistí a la primera reposición de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, en el Teatro del Libertador. Confieso no ser habitué del mismo. Es más, aparte de la vez que no pude ver al Sexteto Mayor en 2001, ésta es la segunda ocasión en que realmente no quería faltar.

La escenografía, fantástica. La Orquesta Sinfónica, maravillosa. Los actores y actrices, fenomenales. Mis favoritos fueron Los Tres Ministros (Ping, Pong y Pang), José Barrile (Timur, padre de Calaf) y Graciela Gyndelfeldt (Liú).


Pero no todo fue una noche de opulento europeísmo. Hasta horas antes del inicio no se sabía si los artistas iban a subir a escena. El motivo: conflictos salariales. Y antes del primer acorde, el locutor se encargó de comunicarle al público las vicisitudes de los cuerpos oficiales.

El Gobierno les ofrece un 5% de "aumento" como insisten en llamarlo los medios, haciéndose los nabos con la inflación. Está claro que con ese "aumento" no les alcanza para pagar sus clases de canto, mantener en condiciones sus instrumentos y por si fuera poco, mandar los chicos al colegio.

Es fácil culpar al Gobierno. Pero en realidad, ese es el lugar que tiene la cultura para los cordobeses. Si los músicos hacen paro no le importa a nadie (a menos que sean reggaetoneros). ¿Quién se va a quejar de no poder escuchar una orquesta que suena tan bien como la Filarmónica de Viena? ¿O de no poder ver una puesta en escena que no tiene nada que envidiarle a la Metropolitana de Nueva York? Y sobre todo, ¿quién va a aplaudir que todo esto se logre con tan sólo dos pesos?

lunes, 20 de abril de 2009

Grandes Frases XLVI

"Humor is laughing at what you haven't got when you ought to have it."

- Langston Hughes

miércoles, 1 de abril de 2009

Hipocresía y Desmemoria

Ayer a las 20.30 murió el tercer Presidente que me tocó sufrir en la vida. Después de Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Antonio Bignone; Raúl Ricardo Alfonsín se encargó, a fuerza de actos multitudinarios, de llenar mis primeros recuerdos relacionados a la política. Sentado en el piso del comedor de mi abuela Marta escuchaba, jugando con mi camioncito rojo Duravit y sin comprender del todo, a ese señor de bigote que, transpirado desde un estrado, ordenaba "un médico a mi derecha".

En la memoria de esos días también recuerdo al fantástico balcón del departamento de la avenida Colón. Si bien llegué tarde para las marchas de Agustín Tosco o el asesinato de Santiago Pampillón, estuve a tiempo para ver a las huestes progresistas que saludaron al Papamóvil en 1986 y al desfile militar de 1988.

Pero no llegué tan tarde como para escuchar y ver a los arbolitos en la puerta del supermercado Morelos en la híper de 1989. En esa esquina hoy hay un Banco Francés. Oui, Menem n'a fait.

"Había un olor a carne quemada increíble. Alfonsín se fue de ahí con mucho olor a muerte. Creo que todos tardamos días en recuperarnos". -Víctor Budge, fotógrafo Presidencial.

Sin embargo, la desmesura populista que se fortaleció a través de los mismos medios que hoy critica se ha encargado de endilgarle a Alfonsín la culpa de la Dictadura y del neoliberalismo democrático de Menem. Esa misma desmesura populista que goza de los mismos enemigos que RA: la Sociedad Rural, los medios, la Iglesia.

El odio exterminador tan propio de este país que pretende eliminar a todo aquel que se opone a la decisión de la mayoría (véase "Negros, Indios y Zurdos vs. el Estado") se representa otra vez en Página/12, acusándolo de "enchufarnos al Turco", como si los políticos fueran los que deciden quién gana en una democracia electoral. Faltó que le dijeran genocida por ordenar la represión en La Tablada. Como si fuera culpa de él que los únicos disponibles para hacerlo fueran los muchachos del Proceso.

Qué bien la hiciste, menemacho!

He ahí la intransigencia dogmática de los ignorantes. Para ellos, el creador y factótum de Semana Santa, La Tablada, y el Pacto de Olivos fue Alfonsín. No un pueblo tarado y vacío de ideas como el nuestro, capaz de llenar la Plaza de Mayo para repudiar o alabar a los milicos con 72 horas de diferencia.



Uno de los hijos de la Generación de la Desigualdad.

PD: Por cierto, el que se la jugó en serio por los DDHH fue Alfonsín, como militante durante la Dictadura primero y como Presidente después, no estos payasos de televisión que se hacen los zurdos. Mientras tanto, JJ López espera cantar "Piedra Libre".